Muchos de mis pacientes me preguntan sobre vitaminas antioxidante, multivitamínicos, magnesio etc. como posible suplementación a su ingesta alimentaria. Para empezar, decir que generalmente veo un gran desconocimiento sobre lo que realmente pueden aportar las vitaminas y/o minerales, pues es fácil escuchar frases del tipo: “me encuentro falto de energía, quizá debería tomar vitaminas”, “yo me tomo un mutivitamínico, por si acaso”, “mi compañero toma vitaminas y tiene un mayor rendimiento, yo también debería tomarlas”….
En primer lugar, debemos aclarar que tomar un extra de vitaminas poco o nada puede hacer por mejorar nuestra “energía” o hacer que nos sintamos menos fatigados (para ello, mejor preguntarse si se duerme lo suficiente, si se lleva un estilo de vida y alimentación saludables, o si los entrenamientos no son excesivos.)
Por otro lado, comúnmente estos suplementos, y en especial los multivitamínicos, se toman por el “por si acaso”. Pero tomar un determinado nutriente (ya sea hierro, magnesio, vitamina C…) o una combinación de ellos (multivitamínico) sin ninguna comprensión de las características bioquímicas de éstos y sin ningún conocimiento de la cantidad aportada con la dieta lo más probable es que no sirva para mejorar ni nuestro rendimiento ni nuestra salud. Es más, hay que ser conscientes que un exceso de suplementos podría causar efectos negativos sobre el rendimiento y la salud (Autoridad de Seguridad Alimentaria Europea, 2009). Por ejemplo, la suplementación sistemática de hierro puede hacer más daño que bien y el riesgo de toxicidad de este suplemento es bastante real en muchos consumidores.
Por todo ello, la suplementación con vitaminas y/o minerales es conveniente realizarla únicamente tras analizar convenientemente la alimentación que se lleva de la mano de un profesional cualificado (ver cuáles son menos consumidas, si sería necesario aumentar su aporte), en períodos donde la elección de alimentos sea muy limitada (viajes a países donde no hay posibilidad de escoger variedad alimentaria, por ejemplo) o si se encuentran signos clínicos que evidencien un déficit (reducción del contenido de hemoglobina, en una anemia ferropénica, por ejemplo). Especialmente en esta última situación es conveniente y necesaria la suplementación, sin embargo, para la mayoría de deportistas sanos que no presenten ningún signo clínico, la mejor forma de aportar vitaminas y minerales es mediante una alimentación suficiente, variada y equilibrada. Nos permitiremos hacer especial hincapié en lo de variada, puesto que la inclusión de un gran número de diferentes alimentos, suele ser la garantía de diversificar y aportar un gran número de nutrientes.
Personalmente, creemos que los beneficios de una alimentación adecuada son incomparables a cualquier suplementación, puesto que, por ejemplo, el efecto de las diferentes vitaminas, minerales o compuestos antioxidantes originados en los laboratorios no se aproxima en absoluto al efecto sinérgico que se consigue de los diferentes compuestos antioxidantes y de vitaminas que proporcionan las frutas, verduras y hortalizas. Por ello, pensamos que ese “por si acaso” a la hora de tomar suplementos vitamínicos, debería cambiarse por una mayor conciencia de lo importante que es diversificar la ingesta e incluir un gran número de alimentos adecuados, evitando caer en la monotonía de comer siempre lo mismo.
Referencias:
-Autoridad de Seguridad Alimentaria Europea. Tolerable upper intake levels for vitamins and minerals. 2009 http://www.efsa.europa.eu/en/ndatopics/docs/ndatolerableuil.pdf
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